Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

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domingo, 25 de febrero de 2018

Sigue dulce el camino.... de sobre lilas, islas y otras cosas


Insisto en conseguir que domine el dulce, aliado con lo que nos va a mandar la primavera, incluso en los mercados (ya hay fresas....) y en los paseos del Retiro (botones, capullos, el verde que se va a al amarillo de las mimosas....) y los recuerdos (más barbolilla y menos universidad, pongo por caso). Y yo le dejo ir al tiempo, una cosa que en realidad ni existe ni la entendemos.
Pronto aparecerán las lilas en los cinco o seis lugares que forman bosquecillo del Retiro, y siempre imaginaré que, sin que me vean los negritos que venden droga en las puertas, formaré un buen ramo de las más frescas, las que permanecen húmedas, para imitar las perversiones de Juan Ramón, que, como son poéticas, andan revestidas de no sé qué magia, y escribo "magia" para no decir plenamente que son de una sensualidad inconsecuente. Es decir: para azotar con ellas las espaldas de la bien amada –que ahora es la bien imaginada– y que el aire se llene de un perfume de agua de lilas y de mujer. Y ya puestos, ¿por qué solo las espaldas? Este Juan Ramón cuánto sabía, de métrica, de poesía, de sensualidad.... ¿cómo no iba a ser vanidoso? Solo hace falta que ajustemos la definición de la vanidad un tanto: el reconocimiento propio de lo poco o mucho que se conoce o que se sabe, y aceptar que los demás lo admitan. En el sin embargo, sin embargo, ocurre que reconocer la vanidad es vanidoso. Se me está volviendo loco google con estas frases y sus subrayados. Google está hecho para no entender a los humanos, como todos los contestadores automáticos de las grandes compañías; y es una juerga hablar con él y con ellos.

La entradita tendrá que ir aderezada del dulce que cociné ayer, bizcocho con fresas, claro, y con tres harinas, que solemos tomar --mi churumbel y yo– con natillas de soja. Y con algunas lilas..... 
¿Y si hacemos todo junto?
He ido a vigilar la paulonia, todavía sin flor; tampoco hay prácticamente nada en la rosaleda, y ya dije que los almendros parecen sarmientos, sin embargo los magnolios de flor (al lado de las verjas de la calle Doce de Octubre) nos van a dar una sorpresa de un día para otro, y andan las forsitias queriendo brillar.... El viajero va con su bici penando por las cuestas y tomando fotos, los días festivos, porque los de diario he de ir caminando, no me permiten en el archivo –militar– andar con gaitas.  
Estoy a punto de terminar la reseña de todo el archivo naval, lugar en donde he encontrado viejos textos maravillosos, ya lo contaré, muertos de risa, mientras los niños españoles aprenden a cocinar, a torear, a ver el fútbol a cortar las telas.... cosas todas maravillosas que les convertirán en animalitos de pro. Pero avanzo despacio: el otro día me entretuve viendo cómo describían los viejos mapas la isla de Haikou (añadiré una foto al final, vaya), lugar al que he decidido ir en breve: mira hacia Vietnam y hacia Filipinas, es la isla más sureña de China. Y qué calor hará.







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