Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

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viernes, 29 de enero de 2016

China: entre mapas y papeles


Con un mapa de la provincia de Fujian se abre esta entrada, que por eso el viajero anduvo por aquellas tierras, en concreto en Gulangyu; porque en toda aquella zona, en la costa, e incluso hasta llegar a Cantón –como hoy llamamos a Guanzhou– era lugar codiciado de los aventureros y navegantes que viajaban desde Europa o desde América ya. Infinidad de cartas de marear, derroteros, relaciones, etc. nos cuentan aquellas aventuras; el universo de los mapas es un mundo aparte, que se necesitaba realmente para emprender los viajes y procurar que corrientes, vientos y escollos no dieran al traste con todo. Por ejemplo, para entrar en la bahía de Ganzhou se encuentran tal cantidad de mapas, desde el siglo XVI en adelante, que se puede trazar con ellos una historia de la cartografía.

He elegido como ejemplo el de un geógrafo francés de mediados del siglo XIX, aunque traeré a colación otros ejemplos, sobre todo porque –como era costumbre con las buenas ediciones– los mapas se adornaban con ilustraciones de calidad, como es el caso, que reproducían rasgos interesantes del lugar, su gente y sus costumbres, como esta hoja con plantas típicas de China, que se encabeza, por cierto, con el jengibre.



Pero  no solo, pues otra de las láminas recoge el peculiar modo de pesca que ingeniaban los chinos, en algunos casos, si no en todos, aun vigente. En el lado de Dali (大理, 云南)se dice que todavía se pesca con cormoranes, como se ve en el detalle de la lámina, es decir con aves de presa que bucean en el lago. Lo que no he visto, sin embargo, es una boda como la que todavía, al parecer, movía a esas ceremonias tan vistosas de otra de las láminas. 

El caso es que el viajero, enredando en papeles viejos de los lugares en donde se deposita la historia de España cuando entra en contacto con la de China, es decir, desde mediados del siglo XVI, ha estado hurgando en las viejas colecciones documentales de los grandes eruditos de finales del siglo XVIII y comienzos del s. XIX, Fernández de Navarrete (sí, el autor de una vida de Cervantes) y sus compañeros gaditanos de fatigas marinas, Vargas Ponce y Barutell, que tienen una historia tan sabrosa como la que ellos andaban historiando. Así es que la colección de documentos que logró reunir o copiar Navarrete estuvo a punto de perderse en Madrid en 1808; se traslado entonces nada menos que a Cádiz, lo que salvó ese tesoro, que luego volvió a Madrid y hoy se puede consultar en el Archivo del Museo Naval, con reproducción relativamente reciente de los 34 volúmenes que conforman la colección original, porque aun anduvo Navarrete publicando nuevas series históricas, hasta dejar incompleta la última (publicó cinco volúmenes y eran siete).


El proyecto de este viajero metido a erudito es el de editar antológicamente los mejores textos, formando sencilla y apasionante colección en Clásicos Hispánicos, para lo que va a necesitar Dios y ayuda, más de lo segundo que de lo primero.
En el mientras tanto, algún relato, carta, viaje.... irá apareciendo en este ventanuco, para probar más que nada y tantear, pues el campo es inmenso, aunque desde la vertiente española –como dije en otro lugar– solo en algunos sectores catalanes de la investigación universitaria he visto que se esté trabajando con rigor y seriedad.

Termino con otra lámina y con el mapa global de Yunnan del mismo cartógrafo francés, una despedida de ese hermoso país al que voy a volver muy pronto.



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