Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

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jueves, 3 de diciembre de 2015

El galeón de Acapulco


El rapsoda se investirá muy pronto de viajero, hacia el mar de la China, en la provincia de Fujian, que tanta historia tiene para las expediciones de los primeros navegantes a lo largo del siglo XVI, e incluso durante el siglo XVII. Conocer la historia produce a la vez una cierta sensación de vértigo y profundidad. Y durante este tiempo estoy sumido en estos quehaceres. Ayer por ejemplo, en el Palacio de Linares, salón Bolívar, asistí a una charla a tres bandas sobre el Galeón de Acapulco, que durante 250 años (hasta 1815) hizo la travesía entre Acapulco y Manila. 

Fujian tuvo importancia en todo aquel trasiego de filipinos, chinos, latinoamericanos, japoneses, portugueses.... con algunos españoles –minoría– que hablaban "chabacano" en el puerto de Cebú. Las ramificaciones de este hecho histórico y prolongado son innumerables y muy interesantes, porque alcanzan a todos los campos (lenguas, costumbres, política, ciencia....)





Todo lo está contando Manel Ollé, que podría novelar la historia con esa elegancia intelectual del buen investigador. De 2002 es el libro en el que narra lo que ayer era motivo del coloquio, los doscientos años transcurridos desde que dejó de ir con los monzones el galeón de Acapulco, uno de cuyos hitos era "La Garita del Fuerte de la Soledad". El rapsoda, que ya conoce esos mares –por ejemplo, de larga estancia en Qingdao– ha conjugado lo que tiene de rapsoda y lo que va a repetir de viajero, en versos.
Y para aderezarlo todo, sean las escaleras y algunas imágenes del suntuoso Palacio de Linares (en Madrid: Casa América), donde ayer se hablaba del Galeón de Acapulco.

  

La garita del Fuerte de la Soledad
y un mar que no se acaba y se vigila;
el galeón de Acapulco ya ha pasado
aun le queda mar para Manila

por la ruta de los monzones siempre
las Molucas abajo           China arriba
quienes embarcan en ese galeón
huyen       buscan      escapan    peregrinan

casi todo lo sabe   el centinela
que tanto mar  y  tanto tiempo mira
porque una vez necesitó partir
porque quiso saber donde termina

ahora no ve más que la mar inmensa
azul la soledad de su garita
  

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