Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

jueves, 26 de septiembre de 2013

El caso de Valle-Inclán en la batalla de los alejandrinos

La primera vez que Valle Inclán publica algo extenso en verso es en 1903, Cuento de abril, cuyo “preludio” son once redondillas eneasilábicas, pero que da lugar, inmediatamente, en la escena primera, a una composición libre, de ritmo basado en la rima aguda, aunque parezca contraproducente el aserto. Merece la pena señalarlo por lo temprano del experimento –he hablado del verso libre en otros lugares–. Tarda en regularse la serie y en tanto que lo hace el poeta deja algún alejandrino. Helos aquí, con el ritmo que parece más adecuado:

para ti, mi galán, es / ta mano la cortó
guía por los cami / nos, es piedra de moros
dejáis a la Princesa / vuestra señora y mía

Este último verso, que dice el trovador, introduce una serie uniforme de cuartetos alejandrinos aconsonantados, en donde se dan las muestras de todos los tipos. Vuelve a recobrar la irregularidad hasta el final; pero en las pocas ocasiones en las que se acoge a metro regular lo hace al alejandrino, así en el final, en el que enhebra un nuevo cuarteto aconsonantado y cierra con una seguidilla:

Sobre el broche entreabierto / de tu boca risueña    3.6 + 3.6
vi pasar las abejas / en un vuelo sonoro                  3.6 + 3.6
y en el divino enigma / de la rosa abrileña,              4.6 + 3.6
libar todas las mieles/  para el panal de oro.            2.3.6 + 4.6

¡Quise, como la abeja,
libar la miel,
y solo de tu queja
gusté la hiel!

Que esa era la voluntad expresiva de Valle lo demuestra claramente con el comienzo de la escena segunda, que es una silva de versos impares, hasta que logra nuevamente el remanso del alejandrino, que se convierte, por tanto, en el molde del verso regular que estabiliza el drama. Jalonando alejandrinos y silvas discurre este segundo acto.La silva rara vez alcanza el verso de 14:

y arrastra por la arena / el bandullo sangriento  2.6 + 3.6

y rara vez presenta la dificultad de alejandrinos con acento en quinta:

hay una cosa que es como manzana sanjuanera

También se abre la escena tercera con una forma métrica basada en rimas sin proporción silábica, haste el encuentro con la serie de alejandrinos:

yo lavé sus heridas / con aromado olio

Confirma Valle, por tanto, métricamente, tres cosas que ya sabemos: la preferencia por el eneasílabo frente el octosílabo; los tempranos ensayos del llamado versolibrismo; la reverencia hacia el alejandrino como metro de prestigio, que él usa, desde su comienzos, en todas sus variedades.

En otra entrada veremos lo que hace con La marquesa Rosalinda, su siguiente obra extensa en verso.




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