Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

martes, 29 de mayo de 2012

Nota explicatoria a "China destruida y otras flautas (dulces y de pico)"

No sé hasta cuándo podré mantener esta frase sin que se termine, usando con habilidad y sentido del equilibrio mi competencia lingüística, encarrilada adecuadamente mientras sorteo cadencias rítmicas que anuncian sabe dios qué final de oración, menudeando comas y otros signos para enhebrar cada vez, con voces y escorzos sintácticos nuevos, impulsos que intenten alcanzar, matizar o, simplemente, decir lo que desde el primer verso se quiso dejar bien claro, pero que bien claro, a pesar de que, por necesidades del código y de otras condiciones históricas y sociales, harto estudiadas por los hacedores de sistemas de pensamiento, se preludiaba claramente la frustración, acentuada, si cabe, porque desde el ámbito de las competencias y de las experiencias tampoco se ayuda demasiado, que digamos, a la concentración de la inteligencia, sino que, muy a su contrario, inocula a quien hubiera querido equilibro, sensatez, clarividencia dosis irregulares de emoción, perturbación, enajenación y sus etcéteras, ya que ni siquiera parece que se pueda nombrar ajustadamente todo ello, ni tanto menos el proceso en el que se inscribe, que a su vez, guarda relación indudable con  –y detrás de ese con se expande un universo, que es con lo que hubiera debido comenzar est nota, que ya no sé a dónde me lleva, y que precisamente no he querido comenzar a partir de infinitos, porque no sé si se sale del mar, lo que es seguro es que al mar se llega, y ahí es la confusión, el pánico, la dilatación del espíritu hacia el vértigo que nos imanta de la belleza o de la negación, que por eso precisamente se pasa uno el tiempo sorteando tópicos, decanos y colegas, lugares inhóspitos y se cae en una marea de versos, que tendrán que digerirse en pequeñas dosis, sobre todo ahora que los científicos –biólogos, astrónomos, físicos….–, en un alarde poético sin precedentes, han ampliado el campo de la ignorancia para que estemos seguros de que nunca sabremos nada de nada, y nos hablan ya por trillones de trillones de eras remotas para conjugar tiempo y espacio en un dictum que no cabe en nuestra pobre inteligencia, mira usted cómo va a caber entonces en un verso, así sea de los anualmente premiados, de los recordados o de los cantados a modo de nana durante unos segundos, antes de que todo se haga oscuro para que deje de llorar quien no puede decir lo que sabe y piensa, porque por su cabeza solo pasa lo que nunca sabremos; y así es que el lazo que he tendido para recoger en unas palabras lo, he aquí que no, que no se me ha perdido, pues aquí lo tengo, pero ya no veo dónde llega y dónde sigue con sus bucles caprichosos e infinitos, mientras acudo a la gramática que me enseñaron mis maestros del instituto para dominar el verbo que, tantas veces, es lo poco que entre las manos tenemos, sea verbo puro sea canción sea improperio invocación grito, sean todos los sinónimos en donde se cruzan ignorancia pasión melancolia tristeza ansiedad desdén refugio, diccionarios sin cuento que ni el corde –ampliamente superado por google books—se siente ya capaz de recoger aun cuando al manoseo de las fichas haya sucedido el baile de los dedos sobre las teclas y a esos prestidigitadores no les quede en su magín más que una procesión de hormigas descarnadas que cuando alcanzan su pensamiento se vuelve sobre ellas mismas y repiten el vacío, porque nada significa si no es en las telas del corazón o en rocío de los prados, es decir, en los lugares en donde se excitan los lagrimales, allí hasta donde una palabra alcanza o sobrevenir a una historia, porque….







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