No hacer mudanza y lejanías

El Guadalquivir visto desde Triana, ayer

Los viajes juegan con la lejanía extrañamente. Lo que se quiso, por ejemplo, acentúa en el viaje su distancia, quizá con más fuerza cuento más lejos se va o más profunda fue la querencia. Se produce una especie de distensión entre hermosura y lejanía. Por eso decían los jesuitas, que conocían muy bien el alma humana: "En tiempos de adversidad no hacer mudanza".

Mudanza rápida a Sevilla, que hace tiempo que no visitaba y que he encontrado majestuosa, limpia, como si hubiera ordenado por fin su belleza. A lo mejor ha tenido algo que ver su larga andadura por la izquierda, no lo sé; pero ojalá que se mantenga así, porque necesita de poco para lucir tanta gracia, le basta con lavarse la cara. Eso sí, le sigue sobrando un poquito de calor, incluso por las noches, orillas del Guadalquivir, entre adelfas, tapetes, jacarandas, buganvillas, rosales... ¡qué festín de colores 

S.S.

el pensamiento va como la seda

trazando redes, dibujando mapas,

donde no alcanza a continuar posa

donde no sabe proseguir descansa

sabe cómo ir y y lo que no puede

sabe lo que sabe y su ignorancia

aprendió al fin que a donde llega llega

y que no puede llegar si no alcanza

nos hizo como somos sin pensarlo

y nos dio a conocer lo que nos falta

a lo lejos dispuso que estuvieran

las cosas sorprendentes más extrañas;

por eso tú terminas estos versos,

y por eso estarás siempre lejana.