Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

domingo, 29 de enero de 2012

De abadas, torres y frescos

Inevitable es que aparezca en uno de los paseos por Pisa el impresionante conjunto y negocio de la catedral;  porque es verdad que la torre se inclina que se cae, como muestra esa chinita a quien pedí fotografiar. 
Y así, la ciudad apacible y hermosa, conserva este milenario parque de atracciones, en donde son muchos los rincones que admirar. Eso sí, me extrañó sobremanera que en una de las puertas labradas se conservara el retrato de un viejo decano de mi facultad, disfrazado de hipopótamo o abada, como bien se ve; 
o que en los maravillosos frescos del cementerio –el triunfo de la muerte y el juicio final–, de mediados del s. XIV, se hubiera representado con tanta fidelidad un departamento de la UAM. 
E incluso que hubieran captado mi vergüenza y mi bochorno, que así resulta todavía más vergonzante, como habrá de ser confesarse en esta catedral, con esos confesionarios abiertos, con pecador y pecadora a cada lado.
Belleza sobrada la de este templo inmenso, mármol blanco, columnas, armonía, grandeza y buena idea de espacios verdes para aislar los edificios.
Al final, tanta armonía embota la sensibilidad del espectador, que sale disparado y busca un árbol o una flor o unos ojos que se muevan, que la emoción le venga espontáneamente de algo que no se haya construido con tanto arte, trabajo, esfuerzo, historia....
Y lo encuentra, ese palmera que estalla encima del muro, esos ojos verdes e inteligentes que serenan. Lo que pasa. Pero también lo que pasa emociona y duele, precisamente porque se hubiera deseado retener.




1 comentario:

  1. Me encantó el cierto espíritu barroco que se trasluce en tus palabras.
    (Vengo justamente meditando sobre la idea de la libertad entre arte renacentista y el barroco)

    ResponderEliminar