Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

lunes, 22 de agosto de 2011

Donde termina España


Espiñadero (Cervo)

Tres tipos de helecho
en un mismo rincón

He ido a ver cómo termina España con Gabriel, primero en coche, luego a pie, por las pistas que dejan los tractores cuanto van o vuelven a recoger las talas; y de paso me he ido enterando de cuál es la vida de esos montes suaves, que el catastral no ha alcanzado a recoger bien –se le fueron la mayoría de los nombres menores. Gabriel –afable, sencillo, parco, noble....– me ha explicado multitud de cosas de todos esos lugares y de sus características, de manera que ahora sé mucho mas del jabalí, del ciervo, de las talas de eucaliptos, de las avispas, la madreselva, los laureles, los mirlos....  Y también sé cuánto cuesta un árbol o cómo se curan arrugas con acebos o hasta dónde puede bajar el jabalí. Lo del acebo, ya lo probaré. Un eucalipto de unos veinte años que pese una tolenada, pongo por caso, le da hoy 38 euros al dueño del monte.
Por mi parte he seguido realizando tomas fotográficas de flores silvestres, o asilvestradas, como parecen esas colonias de extrañas plantas quizá tropicales o quizá alguna especie de Platanthera, que dejan un oasis de color bajo las extensas plantaciones de eucaliptos, pues además de la madreselva (lonicera peryclimenum), el echium vulgare, las mil variedades de helechos y brezos, he podido fotografiar los “paxariños”, es decir, la gracia de la linaria triorniophora, varios tipos de cimbalarias, veronicas y vincas, y el pequeño sol de la publicaria odora o de la coleostephus myconis o “giralda”. Otras, aunque comunes en extremo, como el cirsium vulgare, una de las muchas variantes del cardo, lo he hecho porque me llamaba a que lo hiciera su perfecta floración. Prevengo, como en otras ocasiones, que es posible que se den errores en mi identificación, pues no soy un experto; pero ahí están las fotografías para soportar enmiendas y matizar lo que haga falta. Todas las fotos están tomadas en ese valle, cuya denominación general es Cervo, y el lugar Espiñadero, que es el nombre que engloba en el catastral docenas de lugares distintos cuando termina allí España o la península (para los poco patrióticos); detrás de esas lomas anda el mar: una de las fotos lo muestra, al fondo en la ladera de enfrente, el refugio del rapsosa metido a botánico de poca monta. Muestra otra foto a Gabriel sobre un enorme tocón de eucalipto, en el mismo marco de Cervo.




En resumidas cuentas, además de los eucaliptos, como es lógico, he visto retoños por todos lados de: laureles, carvallos (´roble gallego`), castaños, avellanos, salgueiros y, lo que me ha resultado más curioso, abedules; pocos saúcos, prácticamente sin pinos, algún fresno.... A estas alturas de agosto pocas floraciones quedan; pero todavía he alcanzado a recoger la exquisita complejidad de la rosa de la zarza.

Todo el campo olía a eucaliptos; en las zonas donde había ejemplares jóvenes aun más, pues no hay árbol de hojas más hermosas cuando todavía reciente crece con sus hojas de un plateado mate. Eso sí, hay que insistir en ello, roba los paisajes y suplanta a la majestad de los castaños, densos, sombríos, para convertir el monte y el paisaje en una alfombra de palillos, con poca gracia.


eucalipto jove

linaria triorniphora



















rosa de la zarza
senechio


1 comentario:

  1. ¡Buen camino hace!, con guía conocedor del lugar y con detenimiento y observación suficientes, por lo que se puede admirar en sus siempre estupendas fotos de plantas y flores.
    Sigue su camino de verdad, como una ardilla, como en el poema de Hikmet:
    El vivir no admite bromas.
    Has de vivir con toda seriedad,
    como una ardilla, por ejemplo;
    es decir, sin esperar nada fuera y más allá del vivir;
    es decir, toda tu tarea se resume en una palabra:
    Vivir.
    Gracias por sus fotos con ojos de ardilla.

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