Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

domingo, 26 de junio de 2011

Y ahora, las gafas documentales

Porque mi buen amigo Jaime Moll me ha enviado un correo cariñoso y la noticia de otros aspectos relacionados con las gafas, lentes, antojos, quevedos.... La palabra adecuada en la época era "antojos", desde luego. Lo que Jaime Moll me envía son noticias documentales, que denominan al material para la fabricación de antojos. He aquí su noticia:


AHPM, 2180, fol, 532 recto. Inventario de los libros de la viuda del librero Pedro de la Torre (1608)

[Al final del apartado:] 

LIBROS QUE ESTAN EN CASA EN PAPEL

la erramienta de açer antojos, en doçintos reales....   200

cien bidrieras de beneçia grandes, a dos reales y medio, montan .... 250

cien pares de antojos, a tres reales, montan ..............   300

seis lomos o troncos de suela del friginal, a beinte y cinco reales, monta... 150

cuatro balustres de azero para antojos, a ocho reales, monta ..... 032

diez y ocho pares de antojos de christal de roqua, a ocho reales, monta... 144

doze  bidrieras despejos, a cinco reales, monta .......  060


Quizá puedan casarse essos datos con esta breve introducción histórica, que tomo de http://enebro.pntic.mec.es/~fmag0006/Prism301.html, pero que aderezo con noticias diversas de otros lugares.


Las primeras referencias escritas a la existencia de lentes son bastante antiguas. Un relato histórico afirma que se encontró una lente convergente de cristal de roca entre las ruinas de Nínive. También Aristófanes, en su obra "Las nubes" que se remonta al 423 a.C., cita la existencia de lentes: en la obra Strepsiades planea usar una lente quemadora para enfocar los rayos del Sol en una tableta de cera y así fundir el registro de la deuda de una apuesta.

La primera constancia arqueológica es, sin embargo, posterior. Varias esferas de vidrio y cristal que probablemente fueron usadas para iniciar fuegos han sido encontradas en ruinas romanas y se recuperó una lente plano-convexa entre los restos de Pompeya. El filósofo romano Séneca notó que un globo de vidrio lleno de agua se podía usar con el fin de aumentar. Es ciertamente probable que algunos artesanos romanos hayan podido usar vidrios de aumento para facilitar el trabajo con detalle muy fino.

Los estudios de Óptica se desplazaron al Islam tras la caída del Imperio Romano y hasta la Baja Edad Media no se realizó ninguna contribución de interés desde Europa. Parece que el franciscano Roger Bacon (1215-1294) fue quien inició la idea de utilizar las lentes para corregir la vista e incluso sugirió la posibilidad de combinar lentes para formar un telescopio; también poseía algún conocimiento de la forma en la cual los rayos atraviesan una lente. EN 1267 Bacon escribía: "Si cualquiera examina letras u otros objetos pequeños a través de un medio de cristal o vidrio u otra sustancia transparente, si éste tiene la forma del segmento pequeño de una esfera con su lado convexo dirigido hacia el ojo, el ojo estando en el aire verá las letras mucho mejor y le parecerán aún más grandes."
De la misma época se tiene el reporte de Marco Polo en la corte de Kublai Khan, en donde menciona la utilización de lentes para lectura utilizados en China aparentemente desde el siglo X. Es a Che Hang, carcelero chino, a quien se le atribuye la invención de los Ai-Ti o lentes de cristal de roca. Promotores del uso de estos lentes en Europa fueron Salvino d'Armati y Alesandro di Spina, ambos italianos, en 1299. Es probable que el origen sea artesanal y desconocido. Estas "lentes de vidrio", convexas y luego cóncavas se utilizaban para obtener ampliaciones y para la corrección de la vista. Sin embargo no se detecta hasta el siglo XV el menor intento científico de estudiar su funcionamiento ya que suscitaban una gran desconfianza entre los físicos de la época: eran consideradas artificios que creaban ilusiones y errores en la visión.

Desde el siglo XV empieza a cambiar la situación: se utiliza el espejo cóncavo como microscopio (Giovanni Roncellai, 1523); hacia 1550 F. Maurolico emprendió en Sicilia un estudio sistemático de los prismas, los espejos esféricos y el mecanismo de la visión. El primer tratado sistemático y de gran difusión sobre las lentes se debe al napolitano G. B. della Porta (Magia naturalis, 2ª edición, 1589). En él describe la lente, lens cristallina, los espejos múltiples y la combinación de lentes positivas y negativas. Al parecer diseñó también un anteojo con ocular divergente. En 1590 se fabricó el primer anteojo de este tipo, pero la construcción de instrumentos análogos se desarrolló en Holanda, principalmente a partir de 1604. El 2 de octubre de 1608 Hans Lippershey, un fabricante de anteojos holandés, solicitó una patente para el telescopio refractor.
En 1610 Galileo llamó la atención sobre las posibilidades que ofrecía el anteojo con ocular divergente. De todos es sabido que, utilizándolo para la observación de los cuerpos celestes, pudo contemplar la existencia de manchas solares, de los anillos de Saturno y de satélites girando alrededor de Júpiter. Sin embargo estos resultados fueron discutidos por casi todos los físicos de la época. Incluso Kepler se mostró escéptico en un primer momento, aunque luego admitiera el fundamento de estos sistemas ópticos. En su Dióptrica (1611) desarrolló una Óptica Geométrica de las lentes, del anteojo astronómico de Galileo (con ocular negativo) y del kepleriano (con ocular positivo). El uso de diafragmas que restringían los haces luminosos a los rayos centrales permitió establecer una correspondencia entre punto imagen y punto objeto. A partir de entonces, el desarrollo del anteojo permitió un progreso considerable en Astronomía y Óptica.

En fin terminamos la entrada con el cuadro de San Jerónimo pintado por Domenico Ghirlandaio para la Iglesia de Todos los Santos, en Florencia, hacia 1480.  Los lentes, debajo de su mano derecha.


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