Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

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miércoles, 6 de abril de 2011

Utopía de la dignidad

La foto ha cortado: www.partidosain.es; info@partiosain.es; 680616858
La travesía obligada y burguesilla de hoy por la mañana –el Retiro, Hacienda, el Museo de Artes Decorativas, la calle Serrano....— ha tenido un colofón adecuado cuando, llegando cerca de mi domicilio, una persona, al paso, de ha dado el papel que encabeza la entrada. Lo he leído y lo he guardado, para reproducirlo, porque, además, una de las exposiciones permanentes del Museo de Artes Decorativas (C/Montalbán) recordaba el mundo de los sin techos y sus alrededores, algunas de cuyas muestras reproduzco:









Ya nos hemos referido en otra ocasión lo difícil que resulta etiquetar como arte (o "literatura") lo que sucede o lo que se dice. Los responsables de la exposición han decidido  andarse sin tapujos y no entrar exactamente en esas disquisiciones. Quizá el único elemento válido para entrar en la ordenación conceptual de ese universo sea el de la antigüedad, el de la historia, cuyos productos sí que pueden distinguirse de los del mismo campo de otras épocas.
Otra de las fronteras que desaparecía al visitar una de esas exposiciones permanentes era la de literario/ no literario, ya que los mismos responsables de la exposición habían dejado leyendas literarias en las cartelas, desde las que se proyectaban esa vaga sensación sobre los objetos mismos de la exposición.
casa (banco) en la exposición del MAD
Obviamente, la misma actitud para la contemplación que para la acción: no podemos limitarnos a ver en un Museo lo mal que lo pasan los sin casa, etc. Sobre eso, claro, mucha tinta ha corrido, inútilmente. Por eso se habla de utopías.
Y qué razón tiene el hombre –mediana edad, normal, algo triste, digno....– que me dejó ese papelillo al pasar.
Insistamos en lograr las utopías.


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