Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

sábado, 1 de enero de 2011

Madrid. La Almudena. PASEOS POR LA HISTORIA DE MADRID


La Virgen de la Almudena es la patrona de Madrid, en donde muchas personas se llaman así, desde luego. Dice una de las leyendas, refrendada con algunos documentos históricos, que se encontró una imagen de una virgen escondida en la muralla del viejo alcázar de Madrid, cuando fue recuperado por los cristianos, tras la dominación árabe y que así se le llamó (‘virgen de la muralla’, en árabe), de la misma manera que se piensa que la imagen fue a parar a una de las viejas parroquias de Madrid, la de Santa María, frente al alcázar, posiblemente edificada sobre terreno o cimientos de alguna vieja mezquita. Otras leyendas implican hasta al apóstol Santiago; en fin, lo más importante es que fue lugar reconquistado y que pasó de árabe a cristiano con Alfonso IV.

De la vieja iglesia hay fotografías de mediados del siglo xix, y dos estupendas maquetas en el Museo Municipal de Madrid, poco antes de demolerse, para el nuevo trazado de la zona, por su vetustez. Lo que había dentro de aquella iglesia –parroquia de palacio– se dispersó: el famoso cuadro del milagro del pozo, de Alonso Cano o de su discípulo Herrera, se puede todavía ver en el Museo del Prado. La imagen peregrinó de un lado para otro, hasta instalarse en la aparatosa Catedral de la Almudena actual. El caso es que la imagen –dice Lope de Vega, a quien vamos a seguir con frecuencia en nuestros paseos– “habiendo estado por la inundación de los moros tanto tiempo escondida, aunque ya hallada y venerada en la Santa Iglesia Mayor de esta Villa, no ha querido que se publicase su nombre hasta que de todo punto los hubiese en España...” En fin Lope se está dirigiendo en 1625 a Isabel de Borbón y está recordando la expulsión de los moriscos (1609-1613).

Mucho trasegó la Virgen, como se ve al hilo de la historia; pero como la talla actual, en madera de pino, tiene toda la pinta de ser tardomedieval o prerrenacentista, no he encontrado datos que me digan dónde para la talla antigua, la que se encontró en la muralla, en fin; ni de dónde viene esta otra. La vieja imagen, al parecer, se destruyó en un incendio. Tal y como se reconstruye la historia, los adornos de la Iglesia de Santa María, los más importantes, se trasladaron en varias ocasiones a la iglesia más cercana, es decir, a las bernardas de la Calle Sacramento, y ahí estuvieron en varias ocasiones; en tanto el retablo de Juan de Borgoña se llevó a la capilla del Obispo y, últimamente, volvió a la Almudena, a la catedral.

Hoy día la Almudena presenta una extraña mezcla de arquitecturas y de objetos y muestras artísticas, aplastadas por algunas de las nuevas genialidades, como el monstruo blanco con que termina la explanada entre catedral y palacio. También presentan una variopointa mezcolanza los alrededores, que continuarán nuestros paseos.
Y por cierto, ante la duda sobre lo que hay, lo que queda, lo que se ha incorporado, etc. lo mejor es visitar cada uno de estos lugares; por eso los paseos.
Una entrada como esta no debe de ser muy extensa; se puede completar con las muy abundantes noticias que ofrecen las páginas de internet, teniendo cuidado de filtrar lo que no venga documentado y huela a legendario.

Para cumplir y terminar la noticia, por lo demás, yo añadiré la nota literaria, que, como ya dije, viene de mano del poema épico, en octavas reales,  a la Almudena, de Lope, que en él traza la historia legendaria de España (la Cava, don Rodrigo....) y repasa los casos de otras vírgenes famosas (Monserrat, Pilar, Atocha, Valvanera, Guadalupe....), para recoger la leyenda de la imagen escondida: “Al muro de la puerta de la Vega / entregan la divina imagen....”, siguen Pelayo, Carlomagno, el dios de las batallas, Santiago, etc.  “las imágenes santas escondidas /  busca el pueblo católico en las peñas....” Finalmente se encuentra y, por cierto y en Lope, es talla de pino (“El pino de que es hecha, siempre entero /a tanta edad se muestra inaccesible....”):

A las voces y músicas dispares
con que antiguo sol Madrid traslada,
atónito el anciano Manzanares
alzó la frente de ovas coronado
y con envidia de profundos mares
la humilde plata al campo dilatada
quiso besar el muro y dio en la arena
granos de aljófar y oro al Almudena.

Después de este final tan garcilasiano, el canto III narra milagros y sucesos, lo que le permite pasar de los Vargas a San Isidro y a sus  milagros, entre los cuales se narra por extenso el del pozo. El poema no está exento de cierta belleza decorativa, a veces excesiva; es decir, exagerada por Lope.



 


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