Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

domingo, 24 de octubre de 2010

Manuscritos y avance de la investigación

Acabamos de poner en circulación una revista filológica –manuscrt.cao– cuya base fundamental se refiere a manuscritos. Véase en http://www.edobne.com/manuscrtcao/Quizá haría falta justificar de modo amplio y ejemplificado la razón de esta perspectiva, no siempre aceptada como necesaria o fecunda para el mejor conocimiento de nuestra historia cultural. Esperamos, poco a poco, devolver a los manuscritos la importancia que realmente tienen en la investigación filológica. En ese sentido y casi de manera anecdótica traigo a colación un caso ejemplar, referido a uno de los grandes escritores de nuestro periodo clásico: el Conde de Villamediana. 
Muchos problemas encontré para que algún especialista me redactara la entrada correspondiente a don Juan de Tasis, conde de Villamediana, en el Diccionario Filológico de Literatura Española (los dos vols. del siglo XVII saldrán publicados antes de Navidad); finalmente, después de varias gestiones y muchos problemas, nosotros asumimos la redacción de esa entrada, en la que nos limitamos a exponer con cierto orden lo que se conocía. Con ese motivo me plantée la recensión de sus manuscritos, y a partir de sus manuscritos, la posible identificación de sus autógrafos, como las muestras más preciadas de los testimonios. Entre varias otras gestiones –en Italia, en Madrid, en Barcelona...– obtuve lo que deseaba en mi visita a la biblioteca del Palacio Real, gentilmente atendido por Luisa López Vidriero. La digitalización de la correspondencia del conde de Gondomar me suministró varios ejemplos de autógrafos y me permititó identificar su letra; con ese bagaje volví a recorrer varias series de manuscritos, den este caso de la BNE... y encontré, en efecto, manuscritos autógrafos del Conde, que nadie había identificado como tales, pero cuya letra –clara, limpia, incluso artística, rematada por una firma y rúbrica inconfundible– era la suya y corroboraba lo que el texto decía. Y de ahí en adelante.
Reproduzco una muestra de autógrafo de Villamediana, para modelo en adelante:




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