Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

viernes, 4 de junio de 2010

El Lazarillo (9) y don Diego Hurtado de Mendoza

La nota va dedicada integramente a don Diego, del que he localizado una carta bastante emotiva, de cinco folios, con referencias muy directas a su caída en desgracia y su desamparo; se trata de la "minuta", en este caso con el significado de 'copia para que la trasncriban en limpio', dirigida a Pedro Faxardo y con alusiones constantes a Ruy Silva, con el que se dice que mantiene correspondencia. Ruy Silva, como es bien sabido, prometido o casado ya con la futura princesa de Éboli –una Mendoza– era uno de los nobles de confianza de Felipe II, con quien se había educado. La carta no es autógrafa, sino dictada a amanuense; pero sí es original (las ilustraciones muestran la primera página y un fragmento citado).


La carta, como el resto de la documentación que he ido acumulando, no se podrá publicar in extenso en el artículo "Sin que de mi nombre quede otra memoria", que aparecerá ya muy pronto en el número cero de la revista Manuscrt.cao, en nuestro portal EdoBne.com. Probablemente haya que ordenar esa documentación y publicarla o darla a conocer en libro o en lugar abierto, ya veremos. Y con indicación de los diversos corpi documentales; ya que semejante tarea o es muy larga o ha de ser acometida por un equipo.

Don Diego escribe todavía esperanzado de que se le emplee en cargo de sus merecimientos, ya que ha servido al Rey desde los 14 años; y Ruy Silva le dice que están esperando ocasión; pero también se le nota quejoso y pesimista, y que la desconfianza y la afrenta le han llevado a la necesidad de dejar su cargo en Italia, "que después acá ha hecho su Majestad de mí lo que hacen a lo gigantes el día del Corpus Crísti, terminada la representación le dejan arrimado a paredes, como estoy, consumidos los mejores años de mi vida y gastada la mayor parte de mi hacienda..." "Mi culpa ha sido confiar en su majestad en tanto que rey no solo..."


Otra de las ilustraciones es la de un retrato de Paulo III por Tiziano. Las alusiones de Tiziano al embajador don Diego son constantes en su correspondencia; y las diferencias y enfrentamientos del embajador con el Pontífice nos han dejado también un regular corpus documental, esta vez más conocido. Probablemente don Diego fue el responsable o quien alentó la ejecución de los famosos retratos de Carlos V a caballo, e incluso el de Felipe II, ambos del pintor veneciano, bueno, educado en los talleres venecianos de pintura.
 
Finalmente, traigo a ilustración el lujoso privilegio concedido a don Diego que se conserva como joya en la BNE.

Y me quedo con las ganas de cerrar las ilustraciones con el bellísimo retrato de una portuguesa, la princesa Isabel, cuyo cuadro, si he leído bien las cartas de Tiziano, entregó el pintor a don Diego y le escribió al Emperador que "ya le dirá don Diego lo que hay" de ese retrato, sus cualidades, etc. Hoy está en el Prado y, cuando me pongo triste por razón desconocida, intento verlo para enamorarme un poco más de su serenidad y belleza, y así compensar dulzura y melancolía. Sabido es que la princesa había muerto (en 1539) y que Tiziano recurre a un cuadro anterior de pintor menos primoroso... y al recuerdo de su belleza entre las gentes, que soñaban con ella, como ahora hago yo. Tiziano ejecutó el cuadro en 1545, cuando don Diego era embajador en Roma.

4 comentarios:

  1. Qué interesantes y actuales las palabras de Don Diego. Se ve que hay que tener memoria y no nostalgia. Si uno fuera leyendo con constancia lo que ha sido la vida y emociones de tantos hombres, uno estaría mucho más preparado para lo que le tiene que venir en la vida para saber defenderse mejor; pero se ve que es humano el que todo en esta vida se repita en uno mismo, aunque lo quiera evitar.
    Pero qué listo es usted -a veces-, parece que con el tiempo aún más ...¡vaya buena idea la de ir al Prado con su melancolía!. Ya sabe, deje que la nostalgia pase por encima, la observa un poco y luego usted a lo suyo. El cuadro que recuerdo es de una belleza de las que llaman "clásica" -¡nada que ver con la moda de ahora, hoy ella, para su suerte, no tendría ningún éxito!- pero tal vez usted tenga -para nutrir su alma, ilusión continua e inspiración- el síndrome de John Donne (""Puedo amar a rubias y a morenas,[...]
    a la que siempre llora con ojos como esponjas,
    y a la que es corcho seco y nunca llora.
    Puedo amarla a ella, y a ella, y a ti, y a ti;
    puedo amar a cualquiera
    que no sea verdadera".

    John Donne
    Inglaterra, 1572- 1630

    ResponderEliminar
  2. Pues hombre, eso no puede ser. Aqui la tiene.

    http://4.bp.blogspot.com/_7eR4PTrfopQ/SzJ1qjzRmhI/AAAAAAAAAcs/VTzK0jDhbkw/s320/isabel.jpg

    ResponderEliminar
  3. Anonimo, Becquer mejoro a Donne, no cree?


    —Yo soy ardiente, yo soy morena,
    yo soy el símbolo de la pasión,
    de ansia de goces mi alma está llena.
    ¿A mí me buscas?
    —No es a ti, no.
    —Mi frente es pálida, mis trenzas de oro,
    puedo brindarte dichas sin fin.
    Yo de ternura guardo un tesoro.
    ¿A mí me llamas?
    —No, no es a ti.
    —Yo soy un sueño, un imposible,
    vano fantasma de niebla y luz.
    Soy incorpórea, soy intangible,
    no puedo amarte.
    —¡Oh ven, ven tú!

    ResponderEliminar
  4. Pues tanto como que Bécquer mejoró a Donne, no me atrevería decirlo, pero desde luego lo completó: mientras que, con su alma desasosegada, Donne reflexiona, Bécquer dialoga. Muchas gracias por escribir el poema, tan divertido además, un placer.

    ResponderEliminar